<p dir="ltr">Desde este s&aacute;bado y hasta el 3 de septiembre se celebrar&aacute; en la 4&deg; Semana del Arte, que invita a redescubrir la ciudad de Buenos Aires a trav&eacute;s de las obras de ocho artistas de distintos puntos del pa&iacute;s que transformar&aacute;n el paisaje urbano, emplazadas en espacios ic&oacute;nicos a lo largo de tres circuitos que por primera vez estar&aacute;n conectados con transporte gratuito; a la vez que conecta museos y eventos como el Malba, la Bienalsur o las ferias Bada, ArteBA y Affair mediante charlas, visitas guiadas y talleres. <p dir="ltr">&nbsp; <p dir="ltr">Recorridos de a pie, en bicicleta o en el novedoso y gratuito servicio de combis le pondr&aacute;n el ritmo a ocho d&iacute;as de actividades inusuales que sirven para celebrar el acceso a la cultura, en un escenario que, teniendo las obras del espacio p&uacute;blico como hitos -los &quot;Muros m&oacute;viles&quot;, de Ana Vogelfang, en el sitio arqueol&oacute;gico La Cisterna, de San Telmo, es uno de ellos- se desplegar&aacute; por museos de toda la ciudad, desde la Colecci&oacute;n Amalita en Puerto Madero, pasando por el Museo Xul Solar en el Norte a la Usina del Arte y PROA 21 en la parte sur. <p dir="ltr">&nbsp; <p dir="ltr">Una estructura hecha con ramas de la poda p&uacute;blica se levanta como una cadena r&uacute;stica y enorme de ADN ante la fachada espejada del exBanco de Jap&oacute;n, enfrentando el viento que sube del r&iacute;o en el bajo porte&ntilde;o. &quot;Nos gusta decir que las obras de los artistas ganadores de la convocatoria abierta, p&uacute;blica y federal son &#39;las vedettes&#39; de Semana del Arte&quot;, le dice a T&eacute;lam Noelia Novosel, directora de Artes Visuales del ministerio de Cultura porte&ntilde;o. <p dir="ltr">&nbsp; <p dir="ltr">&quot;Vas caminando al laburo y de repente te encontr&aacute;s el &#39;Portal&#39; de Camilo Guyot - grafica sobre la pieza que trastoca el paisaje en pleno Corrientes y Reconquista-. Es muy linda la instancia democratizadora del espacio p&uacute;blico, porque las reactivaciones implican una cocreaci&oacute;n al tener que pensarlas para otro lugar, tiene que haber una nueva producci&oacute;n, un nuevo montaje, e irrumpen en las rutinas ciudadanas acercando el arte contempor&aacute;neo a la gente desde el lugar de la sorpresa&quot;, explica Novosel. <p dir="ltr">&nbsp; <p dir="ltr">Figuras humanas hechas en yeso reposan sobre una alfombra estridente entre las escaleras mec&aacute;nicas y los locales de electr&oacute;nica de la Galer&iacute;a Jard&iacute;n, deformando las posturas de sus cuerpos a exigencia de los dispositivos digitales y pantallas que traen consigo. Son &quot;Los intercesores&quot; de Ramiro Quesada Pons. &quot;&iquest;Esto ya estaba ac&aacute;?&quot; ser&aacute; la pregunta que probablemente m&aacute;s se repita en el transcurso de esta semana en la ciudad. <p dir="ltr">En el antiguo edificio donde guardaban los carruajes presidenciales en el siglo XIX (luego estacionamiento de los autom&oacute;viles con que los Jefes de Estado se trasladaban a la Casa Rosada, ya siglo XX), por ejemplo, funciona ahora un espacio gourmet que se llama El Mercado de Carruajes. Ah&iacute; Alfio Demestre exhibe los robots anal&oacute;gicos con que investiga la &quot;pareidolia&quot;, un efecto que hace que veamos formas reconocibles en una mancha de humedad o en una nube. <p dir="ltr">&nbsp; <p dir="ltr">El brazo largo del robot que construy&oacute; el escultor tiene una mano estrellada con minas de l&aacute;pices por dedos que repite sobre el papel trazos secuenciales programados por &eacute;l. Quien vea la primera forma, durante las visitas organizadas en la Semana del Arte podr&aacute; reclamar la hoja y sumar sus trazos en ella. Algunos de esos trabajos se vender&aacute;n, otros ser&aacute;n regalados, unos m&aacute;s regresar&aacute;n con el artista. <p dir="ltr">&nbsp; <p dir="ltr">Tal vez en di&aacute;logo con la propuesta de Demestre, unos kil&oacute;metros m&aacute;s abajo en la ciudad, dos aspiradoras inteligentes hacen deambular dentro de un oct&oacute;gono las cabezas blancas de dos seres inquietantes. Impresiones l&aacute;ser, una, de orejas, ojos, narices, partes de obras cl&aacute;sicas -referencia a los sentidos-; otra, de una suerte de cerebro donde se lee un rostro -el de la sobrina del artista sabr&aacute; quien investigue un poco m&aacute;s, representaci&oacute;n del sistema nervioso y el pensamiento-. Los aut&oacute;matas perge&ntilde;ados por Mariano Giraud, los &quot;ACF-202&quot;, se mueven entre las escenograf&iacute;as gigantes y los vestuarios de Col&oacute;n F&aacute;brica, en La Boca. <p dir="ltr">&nbsp; <p dir="ltr">Un jurado externo, compuesto por una curadora o curador; un responsable de Paisaje Urbano, la secretar&iacute;a encargada de su emplazamiento; y un artista que haya ganado en la edici&oacute;n anterior, elige las obras edici&oacute;n tras edici&oacute;n. Este a&ntilde;o ese jurado estuvo integrado por Sebasti&aacute;n Vidal Mackinson; por el subsecretario de Paisaje Urbano, Juan Vacas, y por Ver&oacute;nica G&oacute;mez respectivamente, &quot;las tres patas necesarias para poder elegir a los ganadores, porque no cualquier obra puede ponerse a recircular o generarse desde cero para el espacio p&uacute;blico&quot;, indica Novosel. <p dir="ltr">&nbsp; <p dir="ltr">Libros sobre &#39;el arte de&#39; -sea escribir, besar, tener raz&oacute;n, no amargarse, fumar en pipa o tirarse pedos-, por ejemplo, dialogan extra&ntilde;amente en las vidrieras subterr&aacute;neas de galer&iacute;as Larreta. Del otro lado del pasillo, justo enfrente, la librer&iacute;a del Instituto de Publicaciones de Navales exhibe sus ejemplares: &quot;crimen&quot;, &quot;traici&oacute;n&quot;, &quot;democracia mental&quot; son palabras que aparecen en los t&iacute;tulos expuestos en esa otra vidriera, comercial, real.